¿Acaso algún día te quedarás en casa? ¡Me estorbas! Me sigues a todas partes, eres un juez perpetuo, una compañía indeseable, un pegoste incómodo, un pesado lastre. Tú y tus arranques morales me tienen hasta la madre.
Oye, pero los papeles están volteados. Yo soy la que tendría que estarte felicitando desde esa superficie brillante por el buen papel que ejecutaste. Tú eres quien tendría que estar de este lado, lamentándote por lo que no te dejé hacer.
Idiota, ¿todavía no lo sabes? Esta superficie es un simple vehículo. Tú eres la que está dividida desde siempre, no el espacio desde el que te diriges a mí. Esas manos que recorren tus hombros desnudos son las mías. Tuyo es el sentimiento de vergüenza que tal acto te produce. Te me resistes, pero me das la razón. ¿Cuántos pretextos más te vas a inventar?
Ya déjame dormir, estoy cansada.
Sí, duérmete imbécil. Busca en la seguridad de tus sueños lo que tanto deseas. Cámbiale el fin a la historia sin que ello implique desastrosas consecuencias. Tal vez tengas suerte. Quizás el mirador se digne aparecer en ellos.
Está bien, ¿qué es lo que quieres? Lo acepto, ¿está bien? Me hubiera gustado que…
¿Y de qué me sirve que lo reconozcas ahora tarada? Siempre haces lo mismo. Me pones un tapón en la boca cuando puedo expresarme a mi antojo y sólo me lo quitas cuando el peligro ha pasado.
Lo siento. Qué pena que estés condenada a vivir a mi lado. Pero mira, ya se va, ya no alcanzo a detenerlo. Por estar discutiendo, no me di cuenta de que esperó y esperó a que mi puerta se abriera, pero ya se rindió.
Mil veces estúpida.
Oye, pero los papeles están volteados. Yo soy la que tendría que estarte felicitando desde esa superficie brillante por el buen papel que ejecutaste. Tú eres quien tendría que estar de este lado, lamentándote por lo que no te dejé hacer.
Idiota, ¿todavía no lo sabes? Esta superficie es un simple vehículo. Tú eres la que está dividida desde siempre, no el espacio desde el que te diriges a mí. Esas manos que recorren tus hombros desnudos son las mías. Tuyo es el sentimiento de vergüenza que tal acto te produce. Te me resistes, pero me das la razón. ¿Cuántos pretextos más te vas a inventar?
Ya déjame dormir, estoy cansada.
Sí, duérmete imbécil. Busca en la seguridad de tus sueños lo que tanto deseas. Cámbiale el fin a la historia sin que ello implique desastrosas consecuencias. Tal vez tengas suerte. Quizás el mirador se digne aparecer en ellos.
Está bien, ¿qué es lo que quieres? Lo acepto, ¿está bien? Me hubiera gustado que…
¿Y de qué me sirve que lo reconozcas ahora tarada? Siempre haces lo mismo. Me pones un tapón en la boca cuando puedo expresarme a mi antojo y sólo me lo quitas cuando el peligro ha pasado.
Lo siento. Qué pena que estés condenada a vivir a mi lado. Pero mira, ya se va, ya no alcanzo a detenerlo. Por estar discutiendo, no me di cuenta de que esperó y esperó a que mi puerta se abriera, pero ya se rindió.
Mil veces estúpida.
4 comentarios:
Chale ñiña, y yo que tanto la he felicitado por su forma de ser.
Quien lo dijera...!!!
Atte.
Mi medianoche es también mi mediodía
Ja,ja,ja. Ese mi medianoche, siempre viendo cosas donde no las hay. Está chido.
Sólo puedo decirle que la coherencia no existe fuera de esas luchas constantes. Pero la mayor parte del tiempo no son motivadas por "grandes pilares", sino sólo porque pasó una mosca. Es grato descender de cualquier nicho.
Saludos
Jor. ¿Me dejas darle un gancho al hígado a esa sombra? Coincido contigo. ESTORBA.
¡Je!, se me hace que la que estorba soy yo mi filósofo.
Saluditos
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