miércoles, enero 18, 2006

Ahhhh!

Ahora sé dónde estoy. ¡Ya me encontré! «Por ahí andas, disfrazada», me dijiste aquella vez, tratando de confortar mi ego. Meses y meses pasaron pero, aunque me busqué con afán, nunca pude dar conmigo. Anduve tus rincones de arriba abajo. Retrocedí mil años en el tiempo. Te volteé de cabeza. Todo para ver si…acaso...a la mera…, pero nada. Y mira nada más, después de tanto mal viaje, cuándo me vine a ubicar. Sí, yo estoy ahí. Ese espacio es sólo mío. Esa humilde esquinita es el testigo mudo de aquello que fue tan real (como el Chupacabras, je).

4 comentarios:

El leprosario dijo...

óraleeeeeee, y ¿cómo se encontró?, agradable la vista?, ojalá y si, su escrito eso deja entrever.

Chido, y ánimo por su breve espacio !!!!

Anónimo dijo...

que pez?

Igor dijo...

Ja. La aparente seguridad del sujeto cartesiano. Habría que reconocer que el mentado cogito no es más que una res cogitans, una cosilla que piensa, que cree que sabe dónde está. Habría que tomar en cuenta que al decir Piensp, [creo que se dónde] luego existo [estoy] se abre un abismo enorme entre el sujeto que enuncia y el sujeto del enunciado. Toda [certeza de] subjetividad no es más que un tremendo vacío. Pero de todos modos, qué bueno que ya se encontró. Bien por usted. Tons hasta el sábado.

Zihuatl dijo...

Ja,ja,ja. Ese mi Leprosario, la neta estuvo bien chingón el encuentro. Gracias por los buenos deseos. ¡Animo usted también!, ja.

Don Igor, no sea llevado, está bien que parezco una vaca, pero no tiene por qué estármelo recordando. Aguas con las susceptibilidades, ja. Y, pos no, no fue un "tremendo vacío" lo que me encontré. Al contrario, pude llenar un hueco que me hacía mucha falta. Igual y no es cierto, pero ¿importa?, ¿a quién? A mí me hizo un paro, ya qué. Luego son necesarios esos alucines.

Saludos a ambos dos.