Noche tras noche te asomas ilusionada para ver si te echo un lazo, pero te quedas sólo ahí, como las novias de rancho. Más de alguna vez has utilizado a un ser querido para regalárteme, pero ni así consigues arrancarme una mirada. Hasta te has emberrinchado ocultándote, pero ninguna de tus estrategias surte efecto. ¡Oh, luna!, cómo me arrepiento. Ahora, con la cola entre las patas, vengo a implorarte: Ilumina su camino, ¿quieres?
miércoles, noviembre 02, 2005
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6 comentarios:
Qué pex con la censura!!!
Ella siempre estará ahí para usted.Ups, me acordé del cuento de Talpa, de Juan Rulfo, y los rezos del sermón del sacerdote cuando entran a ver a la virgen. Bueno solo quería decir que de seguro está iluminando su camino!!!
Cuidese y saludos!!!
Es que las letras también se quiebran cuando el dolor azota mi buen Igor, je.
Don Leprosario, pero no la quiero para mí, es que yo soy bien desprendida (ajá). Gracias por la rola, este aparatejo ya está hasta la madre de reproducirla.
Cuídenselo musho.
Maestra! QUe urge te comuniques con el Roger al cole.
Chido.
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