sábado, noviembre 26, 2005

¡Es niña!

La noticia llegó a mis oídos en la forma de dianas acompañadas de confeti y de serpentinas cayendo del techo. Otro bodoquito vendrá a enseñarme a descubrir el mundo. Larga se me hace la espera. ¿A quién se parecerá? Tal vez sea tan mula como su abuela, o quizá saque de ella la bravura para enfrentarse a los toros (y no sólo a los de pólvora). ¿Cuál será el tono de su piel?, ¿cuál el color de sus ojos?, ¿acaso su abuelo le heredará el verde de sus gotitas de agua clara? A la mera sale peluda. ¿Será china o lacia? Probablemente le guste cantar. Con que no tenga la nariz como la de su madre, ja,ja,ja…

Pero mira nomás qué ñoñerías estoy diciendo. ¡Ups!, me resbalé. Yo que quería dedicarte las más hermosas letras y ve con lo que salgo. Lo siento, no soy poeta. ¡Oh, Emilia!, ¿qué dirá tu instinto cuando sienta la pobreza de estas líneas?, y ¿qué dirás tú que te acercas a este horizonte moribundo? Que no te convenza llorando. La verdad es que no sé cómo expresarte la ternura que me embarga. Pero una cosa sí te digo, seas como seas, deseo fervientemente que aunque tu camino se llene de sillas peligrosas que te inviten a parar, siempre recuerdes algo que me enseñó mi gurú: siempre vale la agonía de la prisa, aunque se llene de sillas la verdad. Venga pues, que el circo no está tan pior.

miércoles, noviembre 02, 2005

Luna

Noche tras noche te asomas ilusionada para ver si te echo un lazo, pero te quedas sólo ahí, como las novias de rancho. Más de alguna vez has utilizado a un ser querido para regalárteme, pero ni así consigues arrancarme una mirada. Hasta te has emberrinchado ocultándote, pero ninguna de tus estrategias surte efecto. ¡Oh, luna!, cómo me arrepiento. Ahora, con la cola entre las patas, vengo a implorarte: Ilumina su camino, ¿quieres?