domingo, diciembre 24, 2006

Un accidente planificado

Pos no, no queda de otra. Vamos apostándole a los accidentes. Nos la pasamos esperando tiempos mejores para decidir grandes cosas, y resulta que esos momentos nunca llegan. Pinche vara se nos mueve constantemente. ¡Aceptémoslo!, no tenemos la vida comprada. El mejor tiempo es el hoy (cualquiera que éste sea), no tenemos más.

Recuerdo cuando pensé en serio en la panzota por primera vez. ¡Uy!, el mundo de las dudas me invadió. «¿Cómo le hago?, ¡no cuedo!», pensaba con gran certeza. «Mmm, pero cuando termine la licenciatura». No, «mejor cuando termine la maestría». No, no es buena idea, «mejor cuando termine el doctorado». ¡Ah, que la…!, «mejor cuando comience a trabajar». No, «mejor cuando me den la definitividad». ¡Ja!, parece que sólo me invento pretextos.

¡Ya estuvo!, prefiero apostarle al (dizque) “accidente”. Finalmente ­—como dice el Manu—, yo vine porque puedo, no vengo a ver si puedo. He decidido dejar a un lado los peros y, haciendo mi amiga a la razón, he planificado tener uno afortunado.

Desde acá te lo escribo mi Sebastián de chulos ojos. Instalada como estoy en la mixtura del miedo y de la emoción. ¿Y que fuera resultando, tú? Mira que ¡wow!. A ver si lo consideras, ¿eh?, je.